En su diseño y composición espacial, la casa responde a la estrechez de la parcela, al plan urbanístico de 27 años de antigüedad y al deseo del cliente de disponer de un hogar sostenible y estéticamente minimalista para él y sus numerosos invitados. Las paredes y el tejado son de pizarra natural, en cuyo tejado se han integrado células solares de forma casi invisible. El edificio cúbico parece haber sido tallado en un solo material. Se abre al sur, al gran jardín y a los patios transversales. La interacción entre el aislamiento, la capacidad de almacenamiento de las paredes macizas y el techo, la bomba de calor de agua y salmuera, los módulos fotovoltaicos y la ventilación controlada da como resultado un edificio abastecido de forma totalmente regenerativa con un clima interior equilibrado y de alta calidad.